Las ganas de llorar; la impotencia; el nudo en la garganta; no querer hablar porque sabes que en el momento en el que abras la boca van a comenzar a caer las lagrimas rozando las mejillas.
¿Qué nos pasa a algunos humanos, que por mucho que nos la juegan una y otra vez seguimos aguantándolo? Se supone que el ensayo-error está hecho para no repetir el error, pero seguimos repitiendo el error sin modificar el ensayo.
¿Y qué me pasa a mi, que sólo soy capaz de escribir cuando estoy mal?
No tenía mucho más que decir, para qué engañar. Es solo que ahora la que tiene ganas de llorar soy yo; la que siente impotencia, soy yo; la que tiene el nudo en la garganta (a pesar de ser pésima en cabullería) soy yo; y la que no es capaz de abrir la boca en este mismo instante soy yo.
He pensado que, cuando vuelva a sentir estos “síntomas”, podré leer esto de nuevo, y recordar que aunque pensaba que lo que me pasa ahora mismo es muy doloroso no es mi primera ni ultima vez en sentirlo.
Me alegro al menos de no haber escrito últimamente, quiere decir que no me he sentido mal (no estaría mal tener de qué escribir estando feliz)... Pero en fin, ya me decía mi madre que debería haberme llamado Dolores por los dramas.
miércoles, 25 de julio de 2018
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