Venga, tonta. Que ya pasó aquella pesadilla tuya.
Aquella pesadilla constante, en la que él no estaba enamorado de ti, en la que nunca volvería a estarlo.
Cuando decías que nunca volvería a ser lo mismo, que él no volvería a sentir lo que sintió aquel verano. En eso llevabas razón, nunca volvió a quererte así. Solo fue a mejor.
¿Sabes qué? Aprendió a escucharte. A verte. A sentirte. Aprendió a entender qué sentías, y actuar para evitar hacerte daño cuando podía hacerlo. También aprendió a expresarse. En definitiva, ambos, aprendisteis a amaros.
Probablemente no fue el método más ejemplar. Tu autoestima y tu seguridad se vieron afectadas, a la vista está con tus entradas del blog. Eso no pasa desapercibido para nadie, y menos para ti, que eres una intensa de manual. Pero, ¿y si te digo que valió la pena? Créeme, la valió.
Es bueno, cariñoso, atento, responsable, maduro, trabajador. Es todo aquello que tú querías en un hombre, y qué mejor que obtenerlo en el hombre que deseabas. No dudo que acabemos con él toda la vida.
Hicimos todo aquello que temías que no pudiéramos hacer, fuimos a Barcelona infinidad de veces, hemos disfrutado durante muchas ocasiones del salitre en nuestra piel mutuamente, de la ilusión de nuestras primeras vacaciones, de los conciertos de grupos indies que ni sabía que le gustaban... Conocimos a su abuelo, que era algo que te rompía no poder hacer (como una muestra de voluntad de largo plazo juntos). Lo vimos ir, también, y estuvimos ahí secando sus lágrimas, porque, aunque no lo creas, las derramó. Es increíble, ¿a que sí?
Pues fíjate. El mismo que te hizo llorar tantas veces, ahora se rompe cuando ve "cuando la vida te da mandarinas", y no veas como llora el hombretón. Pero tú sabes como somos, nos ponemos tiernas de verle llorar porque tú y yo sabemos que llorar es mostrar lo que tenemos dentro, y nos encanta abrirnos y ser intensas.
Puedes estar tranquila, estamos mejor que nunca. Tenemos ese futuro que anhelaste. De hecho, te diría que es mejor que lo que nunca podrías haber imaginado. TRES GATOS!!! Eso sí que no te lo esperabas... Un piso en Granada, dos abogados, buenas amistades y unos hábitos envidiables.
Solo nos falta el bebé, pero bueno tranquila, que solo de decírtelo seguro que te emocionas y lo quieres para ya. Somos responsables, somos maduras, y sabemos que todavía no toca. Y hablando de eso, como te gusta tanto hablar de miedos, te confieso algo: A mi eso me da mucho miedo. Pero no miedo de no querer hacerlo, sino como el miedo que tenías tú al amor, y no dejabas de ir tras él aunque te reventaran el corazón. Ese miedo.
Tengo miedo de quererlo tanto que no piense en la realidad de las consecuencias. Tenerlo y arrepentirme. Ver como voluntariamente tiro mi vida individual por la borda. Mira que tú sabes que no es que estemos muy buenas de la cabeza. No quiero hacerle daño a una personita por lo intensa que soy, por lo dañina que puedo ser a veces, o vete tú a saber por qué.
No quiero estar tan estresada y saturada que su bienestar pase a segundo plano, o que por ello sienta que no puede contar conmigo y crear una persona encerrada en sí misma.
Pero bueno, soy perfeccionista, sé que me esfuerzo mucho en que todo esté bien y en orden, así que, con miedo, creo que sabremos hacerlo. Porque te recuerdo que no estoy sola. No sabes el apoyo que es él en todo, no sé qué haría sin él.
Porque sin él, aquel diciembre no habría empezado a cuidarme mentalmente. El mismo que me acurrucó en aquel vestuario, me escuchó llorar, y me entendió sin entenderme. "Tú no eres así", me decía. "Necesito que estés bien, que vuelvas a ser tú". Me gusta cuando me recuerda que él es optimista y ambicioso porque se lo enseñé yo. Porque me hace ver que, aunque a veces me pierda, así es como realmente somos.
Y así hemos sido siempre, tía. Porque de verdad tú piensas que si no fuéramos así tendríamos esta vida? La autoestima venía jodida de fábrica, desde mucho antes, así que no creo que cometiéramos un error. Al contrario, bendito error. No sé como habría sido la vida sin aguantar todo aquello, pero sé que habría sido mil veces peor.
Gracias por sufrir, lo siento al mismo tiempo, pero mereció la pena, créeme. Como con tantas cosas, demostramos una vez más que nuestras decisiones siempre acaban teniendo buenos frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario