Estás ahí parada. Muy pensativa, quizás... ¿Estás pensando en él verdad? No, en tu chico no, en tu primer amor, ¿verdad? estás recordando vuestras conversaciones, vuestras promesas, vuestros "te quiero"... Sé que no lo olvidas, pero sí lo superas. Sé que fue muy bonito. Recuerdas todos los momentos, con todo detalle. Pero se acabó en su momento, se fue. Sé que te dolió, intentaste estar con alguien para olvidarlo pero te hiciste daño a ti misma. Entonces, te diste cuenta que no ibas a olvidarlo, no se olvida, pero si podrías superarlo, aunque no te vieses capaz. Veías sus tweets, sus estados.. Demasiadas cosas suyas, ¿no? Cuando pensabas que no podías superarlo, alguien que ni conocías, en un momento de diversión, te preguntó tu nombre, y tú, en tono irónico le hiciste una broma. Pensaste que quedaste mal, pero no fue así... Al día siguiente lo volviste a ver, y se te notaba en la cara, querías conocerlo. Se acercó a ti, ¿verdad? Tú huías de él, y él fue a conocerte. Horas más tarde, cuando ibas a irte con alguien a casa, ves que te estaba siguiendo. Al llegar, conseguiste su número, y es cuando empezaste a ansiar hablar con él. Cuando te llegaba un mensaje querías que fuera suyo. En ese tiempo, yo me di cuenta de que estabas superando lo otro, ya no te oía decir nada sobre él, aquí sólo se escuchaba el nombre de tu nuevo amigo. Pasado un tiempo, estando ya enamorada, se te ocurrió decírselo, pero no sabías como. Ya habíais salido, y lo habíais pasado muy bien, pero tenías miedo de no gustarle, y fastidiar esto que había, por poco que fuese. Te lanzaste. Tenías miedo. Miento, tenías intriga. Cuando viste que estaba escribiendo, ese momento... Y quería decirte algo, pero en persona. No le dejaste y, en fin, le convenciste. "Te quiero", dijo. Sonreías, tenías tanta felicidad en ti, que no sé, me alegraba. Y oye, en ese momento no estabas pensando en tu primer amor, el que tantas lágrimas te había hecho derramar. No lo recordabas. No te metías en todos sus perfiles. Ya sólo te importaba el nuevo chico que con una ironía te había enamorado. Como ves, esta historia que las dos conocemos, es una buena forma de demostrarte que todo se supera, por muy duro que sea. Siempre habrá alguien que, aunque no sustituya el lugar que puede haber ocupado alguien en tu vida, consiga ponerse encima de él.
Att: Tu pensamiento.
viernes, 18 de abril de 2014
Hachiko
nació en Noviembre de 1923 en la prefectura de Odate, provincia de
Akita, al norte de Japón. Era un perro de raza Akita, macho y de un
intenso color blanco.
La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba.
Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.
El perro observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.
Esto sucedía todos los días. Así es como la imagen del profesor con su perro se volvió familiar en la estación Shibuya, y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.
Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro esperaba enfrente de la estación.
Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.
A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a áquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.
La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.
En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru ( Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor su amigo Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko.
Casi un año más tarde, el 7 de marzo de 1935 Hachiko falleció al pie de su propia estatua debido a su edad, pero eso no impidió que su historia y la estatua de Teru Ando se hicieran famosas por todo Japón.
Durante la guerra todas las estatuas fueron fundidas para la elaboración de armamento, la de Hachiko no escapó de esa suerte y lamentablemente el escultor fue asesinado. Pero los pobladores de Shibuya continuaban recordando a Hachiko y su mensaje de lealtad. Así fue como decidieron formar una Sociedad para el reemplazo de la estatua de Hachiko, y dicha sociedad contrató al hijo de Teru Ando, Takeshi Ando, quién también era un excelente escultor.
Hoy en día, la exquisita estatua de Hachiko permanece en el medio de la plaza enfrente de la estación Shibuya. Podemos encontrar alrededor de ella fuentes, puestos de diarios y revistas y personas sonrientes contándoles la historia de Hachiko a los pequeño o los no tanto.
El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.
Los restos de Chuken Hachiko (en japonés el leal perro Hachiko) descansan junto a los de su amo el Dr. Eusaburo Ueno.En una esquina de la sepultura de su dueño en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio.
Para quien quiera ver la película "Siempre a tu lado", que es la película americana, aquí el enlace: http://www.cinetux.org/2013/05/ver-pelicula-siempre-a-tu-lado-hachiko-online-gratis-2009.html
La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba.
Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.
El perro observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.
Esto sucedía todos los días. Así es como la imagen del profesor con su perro se volvió familiar en la estación Shibuya, y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.
Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro esperaba enfrente de la estación.
Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.
A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a áquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.
La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.
En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru ( Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor su amigo Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko.
Casi un año más tarde, el 7 de marzo de 1935 Hachiko falleció al pie de su propia estatua debido a su edad, pero eso no impidió que su historia y la estatua de Teru Ando se hicieran famosas por todo Japón.
Durante la guerra todas las estatuas fueron fundidas para la elaboración de armamento, la de Hachiko no escapó de esa suerte y lamentablemente el escultor fue asesinado. Pero los pobladores de Shibuya continuaban recordando a Hachiko y su mensaje de lealtad. Así fue como decidieron formar una Sociedad para el reemplazo de la estatua de Hachiko, y dicha sociedad contrató al hijo de Teru Ando, Takeshi Ando, quién también era un excelente escultor.
Hoy en día, la exquisita estatua de Hachiko permanece en el medio de la plaza enfrente de la estación Shibuya. Podemos encontrar alrededor de ella fuentes, puestos de diarios y revistas y personas sonrientes contándoles la historia de Hachiko a los pequeño o los no tanto.
El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.
Los restos de Chuken Hachiko (en japonés el leal perro Hachiko) descansan junto a los de su amo el Dr. Eusaburo Ueno.En una esquina de la sepultura de su dueño en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio.
Para quien quiera ver la película "Siempre a tu lado", que es la película americana, aquí el enlace: http://www.cinetux.org/2013/05/ver-pelicula-siempre-a-tu-lado-hachiko-online-gratis-2009.html
jueves, 3 de abril de 2014
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