Muy cuidadoso con todo lo que hacía. Quería mucho a quien le rodeaba, y no quería reconocer que todas las personas tenemos cosas malas, él sólo veía las cosas buenas. Y es que él si que no tenía ninguna maldad, era el mejor.
Desde el primer momento en que nos conocimos fue de las personas que más me han querido en estos años que llevo aquí. No podría pedir nada más.
Y cómo me gustaba pasar tiempo con él, y salir juntos a pasear sabiendo que él me protegía.
Llegar a su casa y que me recibiera con una sonrisa con un toque de travesura porque él y yo sabíamos que íbamos a pasar un buen día.
Y ahora te hablo a ti.
No imaginas cómo te echo de menos, porque no lo hago día a día y lo siento mucho en cierta parte, pero cuando me paro a pensar en todo la mayor parte de las veces tú estás en mi recuerdo. Si te soy sincera me gusta pensar que no te has ido para siempre, que sólo es temporal y que te has ido a un largo viaje del cual algún día volverás.
Tampoco sabes cómo me arrepiento de no haber sido consciente de que no quedaba tanto tiempo para perderte.
Te quiero mucho, de verdad. Me encanta recordar esos enfados que teníamos cuando yo quería poner algo en la tele que a ti no te gustaba, y me escondías el mando.
Pero es que aunque a veces eras borde conmigo (por cierto, gracias por la faceta de borde que heredé de ti) sé que te encantaba verme llegar diciendo que iba a quedarme a comer.
Hace ya casi dos años que te fuiste. Llevo todo ese tiempo sin verte y la verdad es que no sabes cómo me duele. No era consciente de verdad, de todo lo que tenía contigo y lo mucho que te iba a echar de menos si te ibas. Es de esas cosas que hasta que no te pasan no sabes cómo te vas a sentir.
Te voy a decir una cosa, no sé por qué estoy escribiendo esto, pero me apetecía recordarte un poquito. Te quiero muchísimo y te echo mucho de menos abuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario