Hay personas y personas, y por lo tanto variedad de opiniones.
Entonces, hay personas a las que les importa las opiniones de la gente, y otras a las que le es indiferente.
Y lo admito. Yo soy una de las personas a las que le importan las opiniones ajenas.
Realmente, más que importarme, las opiniones me influyen. Intento evitarlo, que no me suceda y que simplemente dejen de pasar fugazmente por mi cabeza opiniones y juicios. Me encantaría que no me molestara ninguna opinión con la cual no estoy de acuerdo, o sencillamente se ve mejor desde mi perspectiva. Intento que, aún sabiendo que una persona me hace bien de la manera que sólo yo sé, en el momento que alguien dude de ello o me juzgue no me moleste ni me frustre.
Y me estoy dando cuenta ultimamente que tengo miedo a muchas cosas. Entre ellas a ese momento en el que toca tomar una decisión. Ese momento en el que hay un coste de oportunidad de por medio, y que en la mayoría de casos cuando hay que tomar una decisión siempre alguien saldrá perjudicado.
Y por qué tengo miedo a eso?
Porque me vienen bien los consejos de las personas, y al mismo tiempo me hacen dudar más.
También me he dado cuenta de que no sé muy bien lo que quiero.
Aunque siempre es genial ser impredecible. Al menos en mi opinión.
martes, 10 de enero de 2017
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